sábado, 27 de febrero de 2010
Pero eso no cambia nada.
-Lo que no es normal es que, en una ciudad de siete millones y medio de habitantes, personas como Mathias y tú sigan solteras.
-Mathias acaba de llegar a la ciudad..., y tú tal vez no estés soltero.
-A mí me da igual -murmuró Antoine-, pero no me había dado cuenta de que estuviera solo hasta ese punto.
-Todos estamos solos, Antoine, aquí, en París, o en cualquier otro sitio. Podemos intentar huir de la soledad, mudarnos, hacer todo lo posible por conocer gente, pero eso no cambia nada. Al dinal del día, cada uno vuelve a su casa, Los que viven en pareja no se dan cuenta de su suerte. Han olvidado las noches frente a una bandeja de comida preparada, la angustia ante la cercanía del fin de semana, el domingo esperando que suene el teléfono. Millones de personas vivimos así en las capitales del mundo. La única buena noticia es que no somos tan diferentes los unos de los otros.
Angustiada ante la cercanía del fin de semana (?)
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