

''Entre los egoístas, el instinto de conservación es como un escudo que protege tanto a sus enemigos como a ellos mismos. Creo que cuando el Yo es firme y sólido, la fuerza centrípeta está equilibrada con la fuerza centrífuga; cuando el deber, o cualquier causa, constituyen un punto fijo, la fuerza centrífuga domina, y solo una casualidad o una serie de casualidades pueden restablecer el equilibrio.''
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